Siento que tras toda una vida laboral,
cuando veía cercana la jubilación,
he recibido un castigo:
me bajan el sueldo,
no me puedo jubilar,
si me pongo enferma me reducen el 25% del sueldo,
me aumentan las horas de trabajo...
Y yo me pregunto:
¿Dónde están los padres? ¿Por qué no apoyan a los profesores?
¿Acaso ellos también se equivocaron al confiar a los docentes la
responsabilidad de educar a sus hijos?
Si la enseñanza estuviera en manos de la mayoría de nuestros "políticos"
sus hijos habrían aprendido:
a derrochar lo que no es suyo, en lugar de compartir,
a insultarse los unos a los otros, en lugar de respetarse,
a ver cuál es el líder, en lugar de valorar lo bueno de cada uno,
a ser egoístas, en lugar de preocuparse por los intereses de los demás,
a cerrar los ojos a las desgracias de los demás, en vez de arrimar el hombro,
a medrar a costa de todo y todos.
Lo único que nos queda, en estos momentos difíciles,
es la conciencia de haber hecho todo lo que hemos podido
y saber que hemos inculcado a nuestros alumnos
esos valores que "ahora" no están de moda.
Ana María G. R.
Maestra CEIP Maestro Fco. Martínez Bernal