Siento mucha pena de gente que en España que se pasa años preparando oposiciones para acabar en un..

Reproducimos una entrevista de E. Campo, a Angel Garranda Ortega, profesor de inglés en la City University of Hong Kong, y en donde  ha recibido el  «Teaching excellence award», algo así como un premio al mejor profesor del año.

Una muestra de como se puede trabajar muchas horas, acabar casi extenuado físicamente, y sin embargo estar contento con el trabajo y muy motivado. Justo lo contrario a lo que parece estar ocurriendo en la enseñanza gestionada por nuestras "administraciones educativas".

La entrevista original la puedes consultar en el diario digital La Nueva España.


El avilesino Ángel Garralda Ortega, sobrino del párroco de San Nicolás, es profesor en la Universidad de Hong Kong, donde este año ha recibido el premio al mejor docente. Además, acaba de ser elegido directivo de la Cámara de Comercio de España en Hong Kong, donde se ocupa de asuntos culturales y de promoción de la imagen de España en China. Cursó estudios de Filología Inglesa en la Universidad de Oviedo y, después de unos años trabajando para la universidad dando clases de inglés en la antigua Ensidesa, decidió ir a Inglaterra a hacer un máster. Allí conoció a su hoy esposa. Tienen dos hijos, Xavier y Miranda.
-¿Cómo llegó a Hong Kong?

-La respuesta es muy sencilla: por amor. Mi esposa es china. Hacia el final de nuestra estancia en Inglaterra, los dos teníamos claro que queríamos casarnos y hacer vida en común. Hicimos una promesa: el que primero encontrase trabajo llamaría al otro. Hong Kong, en 1994, ofrecía muchas más posibilidades que España. Mi mujer encontró trabajo primero y yo decidí dar el salto. A los dos meses de llegar a Hong Kong tenía tres empleos. Trabajaba en una Universidad durante la semana, por la tarde daba clases de español en otra Universidad y los domingos daba clases de literatura española en un prestigioso colegio internacional. A los pocos meses me contrataron como profesor de inglés en la City University of Hong Kong, donde todavía trabajo. Este año, mi Universidad me ha concedido el «Teaching excellence award», algo así como un premio al mejor profesor del año.
-¿Se considera víctima de la «fuga de talentos»?
-En España se habla a menudo de este asunto y se tiende a cargar las tintas sobre ello. Yo no hablaría de victimización. Me parece una falta de respeto para los que están desempeñando una encomiable labor profesional en nuestra tierra. Por las circunstancias que sea, a mí y a otros muchos nos ha tocado salir y hemos acabado encontrando oportunidades en otros lugares. Lo que sí es cierto es que las cosas en España, a menudo, van demasiado despacio. Hay poca flexibilidad laboral, y a veces, si no tienes contactos, hay poco que hacer.
-¿Es difícil acostumbrarse al modo de vida oriental?
-En el caso concreto de Hong Kong no es nada difícil para un extranjero sentirse como en casa. Es un lugar tremendamente internacional, donde profesionales de todo el mundo encuentran cabida. En Hong Kong se encuentra de todo, hasta chorizos de freír de Noreña. También tenemos nuestro pequeño Centro Asturiano, del que soy secretario.
-¿Qué puntos de contacto y de divergencia tienen las universidades española y china?
-Es difícil hablar de «Universidad china» y meter a Hong Kong en el mismo saco. Posee unas características especiales que la hacen diferente. En Hong Kong se va imponiendo cada vez más el modelo universitario americano. Estamos hablando de un concepto más abierto de Universidad, tremendamente competitivo, muy volcado en la investigación, sin descuidar la enseñanza. Aquí se evalúa constantemente a todo el mudo. Los alumnos evalúan a sus profesores, y los profesores, a sus jefes de departamento. El que no «pasa el corte» se tiene que ir a su casa. Las universidades públicas funcionan como empresas privadas en muchos aspectos.
-¿Qué ofrece el mundo oriental a los estudiantes?
-Si nos referimos a los estudiantes españoles, el mundo oriental ofrece tremendas oportunidades profesionales en estos momentos. En España no hay prácticamente tradición de estudios orientales, al contrario de lo que ocurre en otros lugares. Estamos hablando de un terreno virgen, donde casi todo está por hacer. Si a eso le añadimos que, con toda probabilidad, el centro geopolítico del mundo puede situarse en Asia en unas cuantas décadas, la gente se puede imaginar las oportunidades que esto va a generar. En estos momentos en Hong Kong hay prácticamente pleno empleo en el caso de titulados universitarios. En tres o cuatro meses prácticamente todos los licenciados encuentran trabajo.
-¿Cómo es la conexión entre Universidad y empresa?
-Yo diría que es excelente. En el caso concreto de la City University of Hong Kong, tenemos múltiples programas de prácticas en empresas de todo tipo, incluidas prácticas en empresas de la Cámara de Comercio de España en Hong Kong.
-¿Los chinos realmente trabajan como chinos?
-Sí, sin duda. Aquí se trabaja mucho, y no sólo los chinos. Horarios de trabajo de 60 horas semanales son bastante normales, incluso más. Esto tiene sus luces y sus sombras. Por una parte, no contamos con el nivel de protección laboral que en Europa y esto puede dar lugar a casos frecuentes de explotación laboral. Por otro lado, el mercado laboral es tremendamente flexible y esto da lugar a que existan muchas oportunidades de hacer lo que a uno le gusta. En mi caso, el trabajo me genera una gran satisfacción; a pesar de que estoy muy ocupado, disfruto con ello. A veces siento mucha pena de gente que en España que se pasa años preparando oposiciones para acabar en un trabajo que no le gusta. Es como si trabajar fuese algo así como un castigo divino, cuando debe ser motivo de satisfacción. Me debe de venir de familia: mi tío Ángel va para los 82 años y todavía no se ha jubilado.
-¿Es ése el secreto de la prosperidad económica china?
-La capacidad de trabajo de los chinos, su agresividad y su capacidad de innovación son algunas de las razones que hay detrás del despegue económico en este país. Pero no todo es de color de rosa. China es muy grande y todavía hay grandes bolsas de subdesarrollo. Eso no quita para que estemos hablando de un país que ha experimentado un crecimiento económico sin precedentes. Mi opinión es que esto no ha hecho más que empezar. El siglo XXI va a ser el siglo de China en muchos sentidos. China puede por fin a recuperar un papel de liderazgo mundial que perdió hace varios siglos. Estamos ante una de las civilizaciones más avanzadas de la historia de la Humanidad, que está ahora saliendo de un prolongado período de decadencia, pero que conserva un acervo cultural impresionante.
-¿Hay algo del modelo económico asiático que le vendría bien copiar a Europa?
-No creo que se trate de copiar, Europa y Asia están en planos de desarrollo claramente diferenciados. Lo que me parece claro es que Europa debe reinventarse a sí misma. Contamos con un modelo social y educativo demasiado rígido y, como nos sigamos descuidando, nos van a «merendar». Nuestro mercado laboral no es lo suficiente dinámico, nuestras empresas no innovan lo suficiente, y en muchos casos ni siquiera se preparan para salir al exterior. En esta parte del mundo, la presencia comercial española está claramente por debajo de nuestras posibilidades. Por ejemplo, se ve mucho más aceite de oliva italiano y griego que español. Los vinos españoles están en un rincón, mientras que los franceses ocupan varias estanterías. Y no sigo, porque me pongo enfermo. Creo, además, que muchos estudiantes españoles no están lo suficientemente preparados, porque a menudo los programas universitarios y la forma de enseñar no han evolucionado. ¿Qué es eso de que el profesor siga dictando apuntes en plena era de Internet?
-¿Deberíamos temer al gigante amarillo?
-Con temerlo no arreglamos nada. Lo que debemos hacer es reaccionar. En China hay 1.300 millones de potenciales compradores. Mucho me temo que España ya ha llegado tarde a los mercados orientales, en comparación con países como Francia, Italia o Alemania. Cuanto más tardemos en despertar, peor. Por desgracia parece que ahora preocupa más el si somos todos españoles o si somos otra cosa, y no existe un esfuerzo coordinado de promoción de nuestros productos.
-¿Es el asiático un buen mercado para España?
-Si Asia es un buen mercado para Francia, Alemania e Italia, también debería serlo para España. Asia concentra las dos terceras partes de la población mundial. El papel que España está desempeñando en Asia está claramente por debajo de nuestras posibilidades. El problema es que aquí se nos conoce poco, y es culpa nuestra, porque no nos hemos dado a conocer lo suficiente. En la Cámara de Comercio de España en Hong Kong estamos poniendo en marcha un programa de cooperación con cámaras de Comercio españolas para ayudarlas a entrar en este mercado. Desde aquí me gustaría animar a las cámaras de Asturias a que se pongan en contacto con nosotros. Otro de mis sueños es poder dar a conocer Asturias y España en esta parte del mundo con cursos multimedia de lengua y cultura española a través de Internet. ¿Con quién tengo que hablar para que me dejen usar imágenes de archivo de Asturias? En la City University of Hong Kong estamos deseando promocionar Asturias a través de Internet de forma gratuita y pondríamos todos los recursos humanos y técnicos necesarios para ello.


 

La entrevista original la puedes consultar en el diario digital La Nueva España.

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