La prestación de años de servicio en las Fuerzas Armadas computará como mérito en los procesos de concurso-oposición para acceder a la Función Pública, con lo que, según publica el diario ABE, el trabajo de los militares obtendrá un reconocimiento a similar al que disfrutan los profesionales de la Sanidad o la Educación que ejercen como interinos (¡!).

Esta medida estaría contemplada en el anteproyecto de la Ley de Tropa y Marinería que el Consejo de Ministros aprobará hoy a propuesta del Ministro de Defensa, José Bono, con el objetivo de superar los problemas de reclutamiento con que se encuentran.

Esta medida ya ha sido consensuada entre los Ministerios de Defensa y de Administraciones Públicas para que en la práctica, «todas las convocatorias» para la cobertura de plazas de empleo público incluyan para la fase de concurso un baremo exclusivo para las personas que hayan formado parte del Ejército, de acuerdo con el cual los ex militares acumularán una puntuación por cada año de servicio.

Para la aplicación de estos beneficios será preciso, no obstante, desarrollar primero esa tabla de méritos, que ya existe en otros ejércitos europeos como el italiano o el francés.

La ley de Tropa y Marinería, incorporará otras medidas orientadas a estimular el reclutamiento. Entre esas medidas están la posibilidad de permanecer en las Fuerzas Armadas hasta los 42 años, en vez de sólo hasta los 35 como está establecido ahora, cobrar al término de este periodo un «complemento de reservista» de unos 650 euros mensuales hasta la jubilación u optar por el ingreso a la Policía Nacional, que reservará un cupo de alrededor del 10 por ciento de sus plazas para los militares, a imagen de como sucede con las convocatorias de la Guardia Civil.

Es de destacar que Defensa haya tenido que llegar a esta situación, debido a las dificultades que está teniendo desde hace varios años para reclutar personal, debido a unas condiciones de contratación y de "outplacement" inadecuadas, heredadas de cuando había postulantes de sobra para ocupar las plazas y el personal que conseguía entrar tenía como "ilusión", permanecer el mayor tiempo posible en filas.

Mas la situación ha ido cambiando, las condiciones sobre todo de salida, y la política de "outsorcing" ha echo que muchos no decidiésen entrar en los ejércitos, y los que entraban, en cuanto veían el pampaneo, decidían marcharse. Solo ante esta sangría de efectivos y ante la escasez de personal que incluso comprometía la eficacia de muchas unidades, se han propuesto aplicar medidas de fiddelización y de outplacement "modernas", pero que los ejércitos occidentales llevan muchos años aplicando.

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En educación, la experiencias de otros países, junto con las politícas de reclutamiento temporal y outplacementoutplacement que se usan eoutplacementn España, nos permiten aventurar que en educación terminará por pasar lo mismo que ha pasado en Defensa.

Esperemos que por el bién de la educación de nuestros futuros jóvenes, los gestores de nuestra educación, no caigan en el mismo error, y tarden los mismos años en reaccionar, y en ver que en una empresa lo importante, y lo más dificil de conseguir y retener son las personas, y que un puesto de trabajo sin la persona apropiada que lo ocupe, no vale para nada.

Y que las políticas de reclutamiento "hostiles al personal" basadas en los años de abundancia del mismo, a la larga son un "harakiri" para la organización/administración que las pone en marcha.

Ver artículo publicado en el diario ABC.

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