Respuesta a la Consejera.

Artículo de EJA publicado en el diario Canarias7

«Me ha parecido de muy mal gusto y de una bajeza impropia del cargo que usted ostenta -o tal vez debería decir detenta- el lanzamiento de acusaciones inciertas» Excusatio non petita, accusatio manifesta (la disculpa no solicitada es una acusación manifiesta). Significa que todo aquel que se disculpa de una falta sin que nadie le haya pedido tales disculpas se está señalando como autor de la falta. Lo que en Román Paladino viene a significar que quien se pica es porque ajos come.

Y una indigestión de ajos es lo que ha debido sufrir Ud., Sra. Consejera, para eructar con tanta vehemencia como lo ha hecho en días pasados. En mis más de diecisiete años de experiencia docente he tenido que soportar toda clase de insolencias por parte del alumnado, y en ocasiones, también de algún padre o alguna madre (algo poco habitual, debo decir en descaro de las familias). Incluso recuerdo una ocasión en que un insigne, al tiempo que poco educado, correligionario de su propio partido se atrevió a llamar burros a todos los docentes interinos y sustitos. Suerte que el referido improperio fue siempre de boquilla y nunca por escrito, porque probablemente tan pintoresco personaje habría escrito vurro en vez de burro.


Sin embargo, no salgo de mi asombro al observar que, en esta ocasión, la que me insulta es la propia consejera de educación. Y me insulta, que ingenuidad, sin intermediarios. Y no lo hace una, ni dos, sino al menos, tres veces. Sí Dª Milagros, Ud. me ha insultado, a mí y muchos profesionales docentes, tres veces en un misma misiva.

Primero me insulta Ud. cuando, pretendiendo halagarme, dice que quiere devolverme mi dignidad profesional. Pero ¿es que se ha creído Ud. que yo alguna vez he perdido mi dignidad profesional? ¿Se ha dignado Ud. alguna vez a interesarse por mi trabajo y por las condiciones en que debo realizarlo? Me parece que quien no saldría muy dignamente parada de la respuesta a esta pregunta sería precisamente Ud.

El segundo insulto que Ud. me dedica en su epístola, va dirigido a mi inteligencia. Pretende hacerme creer que ocho es igual a ochenta, presentándome una oferta que nada tiene que ver con lo que yo le demando. Y digo yo, que en este caso concreto, oferta es sinónimo de rebaja, a juzgar por lo rematadamente baja que resulta la misma. Especialmente teniendo en cuenta que, un año más -y ya van quince- el salario de los funcionarios se quedará muy por debajo del IPC.

Y el tercer insulto es en realidad una tremenda falacia. Sin duda se ha dejado llevar Ud. por la ira y ha debido referirse a su propio salario, en lugar del mío, cuando afirma que es muy superior al de los docentes del resto de comunidades autónomas. Claro, que si hubiera Ud. atendido más a su profesor de lengua y hubiera practicado la lectura comprensiva, entendería que no es con los funcionarios de otras comunidades con quien quiero que me homologuen, sino con los de nuestra propia comunidad. ¿Acaso cobra Ud. menos que los demás consejeros de su gobierno? Entonces, si todos los consejeros cobran lo mismo, ¿por qué ve con tan malos ojos que los docentes canarios cobremos lo mismo que otros funcionarios de la misma categoría que trabajan en otras consejerías? Por cierto, olvidó mencionar en su carta que el Ejecutivo canario es de los mejor retribuidos de todo el Estado español, y esto sí es una verdad empírica.

Además, debo decirle que me ha parecido de muy mal gusto y de una bajeza impropia del cargo que usted ostenta -o tal vez debería decir detenta- el lanzamiento de acusaciones inciertas para volver a la sociedad canaria en contra del profesorado. Es posible que, como Ud. dice, haya profesores carentes de vocación y que no cumplan con sus funciones. La solución a este mal es sencilla, póngase a hacer bien su trabajo y separe la paja del trigo. Pero es una gravísima irresponsabilidad generalizar y meternos a todos en el mismo saco, tratando de culpar de los males del sistema educativo precisamente a quienes cada día evitamos que el desastre sea mayor.

Sin embargo ha preferido Ud. confrontar a los padres con el profesorado, causando un daño inmenso a la educación en su línea misma de flotación, la cooperación y la confianza entre el profesorado, alumnado y padres y madres, pero seguramente Ud. de esto no tienen la menor idea, a juzgar por su modos carentes de toda educación.

Sinceramente, no sé que pretendía Ud. con esta carta, pero desde luego, si quería disculparse por algo, creo que se ha inculpado todavía más. A propósito, yo sí que le debo una disculpa por mi carta, perdone Ud. que no se la envíe en la contraportada de todos los periódicos de tirada regional pero, como Ud. ya sabe, eso costaría tanto como homologarme durante los próximos cuatro años. Por otra parte, no me parece honorable hacer una colecta entre mis alumnos para poder pagar su publicación, aunque sé que más o menos eso fue lo que hizo Ud. para publicar la suya.

Ver artículo original publicado en el diario Canarias7

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